En este fin de año y como siempre toca revisar las cuentas para presentarlas al fisco en el 2023, por lo que siempre es buen momento para reflexionar y ver qué tal ha ido el año, y los años pasados tanto a nivel de inversión, nivel personal como de trabajo.
Y lo cierto es que el cómputo global en lo que se refiere a inversión ha sido tranquilo para mi cartera: una de cal y otra de arena. Y en este caso la suma de las partes queda muy balanceada hacia la arena con la venta de Golar LNG (primera posición de mi cartera, en el momento de la venta), y la de arena serían mis posiciones rusas (congeladas y con una pérdida de valor real por la situación actual). Todo lo malo recogido en las acciones rusas, se ha multiplicado en positivo en Golar LNG, en el que el mercado la ha favorecido gratamente por el rol que desempeña con respecto al GAS.
Si miramos el conjunto de la cartera, quitando lo anteriormente comentado, ha ido todo tranquilo en general al no estar expuestos a las empresas más tecnológicas, más caras y que más humo había. Y diría que el resto de cartera no comentado, diría que el balance es positivo y si lo sumamos a lo primero, habría que categorizarlo como un muy buen año, y que siga la dinámica. Es decir, el cierre como tal es bueno, veremos si las pocas rotaciones que he ejecutado resultan ganadoras.
A diferencia de otros blogueros, twitteros, foreros, youtubers no me gusta exponerme a movimientos concretos que hago de entrada o posiciones actuales de la cartera (pudiendo comentar algo), ya que creo que esa toma de decisiones es algo muy personal y el ruído no aporta valor. Las características de la vida en general del inversor, sumado a la liquidez de las posiciones, la mayoría son líquidas pero hay otras que no tienen porque serlo, véase por ejemplo Azkoyen, de la cuál salí este año (aunque el futuro nos pueda volver a juntar).
Al final si tienes una acción ilíquida, y le estás haciendo publicidad, lo único que estás haciendo es pumpearla para arriba, para que haya otro que entre y compre, ya si tú la vendes o no es tu asunto, pero después de pumpearla podrías salir muy beneficiado y otros perjudicados, o tal vez perjudicado (una empresa pequeñita que quieras seguir ampliando).
La rentabilidad de este año ha sido buena, al igual que en 2021 parece que todo va carburando en línea con lo deseado, parece que el humo del mercado se ha disipado, el todo vale, los PER astronómicos ya no son bien vistos, y se paga en función de la generación de los activos (presente y futuro), y no por una futurísima hipotética generación.
En este 2023, se cumplirán 9 años de la compra de mis primeras acciones y en este tiempo, en el que uno va peinando canas, saca valiosísimas lecciones: los atajos, las vueltas, los listados de compañías de memoria (como si el abecedario se tratase), analizar empresas, métricas, el leer muchos reportes, ver diferentes mercados, brókers, etc. Sin embargo lo más importante para que un inversor haga unas excelentes rentabilidades es el carácter, sin ello, todo lo demás no servirá para nada (independientemente de la estrategia).
En mi caso la estrategia que más se asemeja a mi carácter y que mejor me va, no es otra que la de comprar barato (si la vaca dá leche mejor) y según el recorrido de la empresa, pasar por caja. Esto en todo caso es una cuestión muy personal. Sobre todo un pilar fundamental en mi estrategia es comprar bien barato.
Por último, y no por menos importante el último paso para ser un inversor de élite o de leyenda es conseguir a múltiplos irrisorios compañías de excelente calidad y crecimiento. El binomio calidad/precio es lo que hace saltar la banca y proporcionar una rentabilidad superior al resto.
Además de esto, me gustaría profundizar en más mercados: frontier markets, otros mercados y compañías que escapan de la mayoría de inversores (ya sean retail o institucionales). Por como veo las cosas, creo que se puede encontrar valor dónde nadie mira. Por ejemplo a diferencia de la gran mayoría de inversores veo razonable que las compañías de OIL lo sigan haciendo bien en este 2023.